Siendo la adicción a las drogas un problema tan común, era cuestión de tiempo para que los centros de recuperación para drogadictos comenzaran a aparecer por todas partes. Varios de ellos dirigidos y operados por especialistas en la enfermedad de las adicciones, y otros tantos que sólo buscan lucrar con el tema sin tener los conocimientos necesarios para realmente lograr la esperada rehabilitación.
Cuando un familiar o un ser querido se encuentra sumergido en esta enfermedad, es lógico pensar que al llevarlo a uno de estos centros se recuperará y volverá a ser el mismo de antes. Por desgracia, esta no es siempre la realidad.
Y no siempre se debe a que el centro de recuperación en cuestión sea malo, sino a otros factores igualmente importantes.
De acuerdo a estudiosos del tema, si por ejemplo una persona adicta consigue permanecer al menos tres meses sin consumir ni un gramo de droga o gota de alcohol, los niveles de tolerancia de su organismo disminuyen, en especial cuando se trata de una droga fuerte, como lo es la heroína.
El inconveniente aquí es que, si la persona llega a reincidir el peligro de una sobredosis es muy alto, pues lo usual es que se busque consumir la misma cantidad de siempre, con la diferencia de que en esta ocasión el organismo la recibirá de mala manera, tan mala que incluso podría traer consecuencias mortales.
Otro problema suele presentarse a las pocas semanas de que las personas han abandonado los centros de recuperación para drogadictos. Es en este tiempo cuando los pacientes suelen vivir una intensa lucha interna en miras de mantenerse sano.
Una de las razones por la que esto resulta especialmente complicado, es porque mientras que la persona se encuentra en el centro es como si estuviera protegido por una especie de “burbuja”. Al salir, al mundo real, evidentemente se encuentra mucho más expuesto a recaer, siendo entonces cuando la lucha real comienza.
Respecto a las técnicas usadas en estos lugares básicamente se trata de dos: la abstinencia y la sustitución de la droga mediante medicamentos. ¿Cuál es el mejor? La realidad es que ambas tienen sus puntos a favor en contra y las dos pueden funcionar, siempre y cuando se cuente con el apoyo de familiares y amigos, y desde luego la voluntad del adicto.