Tanto en México, como en prácticamente todos los países del mundo donde hay personas que sufren de adicción al alcohol (es decir, técnicamente en todo el planeta), existen un sinfín de centros de rehabilitación para alcohólicos, los cuales utilizan toda una diversidad de técnicas y/o tratamientos parecidos, pero al mismo tiempo diferentes.
Los hay desde los que cuya metodología no requiere de ingresar al paciente, otros que necesitan de un ingreso breve o prolongado; los que incluyen terapia de apoyo posterior y los que no, etc. Pero todos siempre buscan conseguir el mismo objetivo: ayudar al paciente a tratar de volver a su vida normal, la que tenían antes de volverse alcohólicos.
Actualmente, tanto a nivel nacional como internacional, existe una tendencia bastante fuerte que apunta a reducir al mínimo posible los tiempos asistenciales, esto hablando tanto del ingreso, como de la asistencia ambulatoria en caso que así sea necesaria.
La razón de esta tendencia en cuanto a los tratamientos ofrecidos en los centros de rehabilitación para alcohólicos se refiere, responde básicamente a que con el tiempo el tratamiento farmacológico ha ido perfeccionándose cada vez más.
Anteriormente, cuando los avances de la farmacología no ofrecían resultados tan eficientes ni eran capaces de controlar la enfermedad, eran los terapeutas quienes debían tratar de cumplir con esta labor.
¿Y cómo lograban esto? Manteniendo internados durante mayor tiempo a los pacientes, buscando con esto suplir las carencias de los fármacos, lo cual de hecho sí era posible, pero bastante desgastante tanto para el personal encargado del centro como para el propio enfermo y desde luego, los familiares de él o ella.
Al final del día, el hecho de que hoy día los pacientes permanezcan menos tiempo en los centros resulta beneficioso para todos; por una parte, el enfermo (ya aliviado) regresa más pronto con sus seres queridos, y por el otro lado el centro tiene más espacio y recursos disponibles para tratar a más personas.