Sospechar, y posteriormente confirmar que un ser querido es adicto a las drogas, siempre es un momento difícil de aceptar. Y más si se trata de un hijo, pues resulta inevitable que surjan preguntas como, ¿por qué? ¿Desde cuándo lo hace? ¿Qué hice mal? ¿En qué falle?
Lo primero que se debe hacer como padre es tranquilizarse. Sí, es una situación difícil, pero como todo en la vida, tiene solución.
Es normal que el padre o la madre se sientan deprimidos, frustrados, con ira y peor aún, caer en negación ante lo que es evidente. Sin embargo, hacerle caso a alguno de estos sentimientos, tomar una decisión y peor aún, llevar a cabo acción basado en ellos, no es la forma en cómo ayudar a un hijo drogadicto.
Sentir este tipo de sentimientos más que válido es incluso saludable. Una vez que ha logrado calmarse a sí mismo, lo recomendable que un padre puede hacer es hablar de manera clara y con firmeza con su hijo. Pero ojo, no hay que dejar pasar mucho tiempo, pues aún no sabes con certeza por cuánto tiempo ha estado consumiendo alguna droga, y entre mayor sea el tiempo más complicado es el proceso de rehabilitación.
La siguiente medida es poner al tanto de la situación al otro padre, o pareja de co-paternidad. Es importante que el padre hable con su pareja para determinar un plan de acción, apoyarse mutuamente para ayudar al hijo.
En caso que los consejos, las advertencias, y el amor de los padres no resulte suficiente para acabar con la adicción es entonces, y sólo entonces, cuando la única forma que se tiene de cómo ayudar a un hijo drogadicto es acudir con profesionales que brinden programas de rehabilitación de drogas. Y si es un centro o una clínica especializada en jóvenes con adicción a las drogas, mejor.
Las drogas son una enfermedad que afecta a las personas tanto física como psicológicamente, por lo que para derrotarla es necesario contar no sólo con tenacidad, sino también con ayuda profesional que permita lograr mediante un tratamiento una completa desintoxicación y una correcta rehabilitación.