La anorexia nerviosa, al igual que la bulimia, es un trastorno alimenticio que surge como respuesta a un conflicto de maduración en la etapa de la pubertad.
Este trastorno cuenta con características muy especiales, por lo que un buen tratamiento para la anorexia debe ser interdisciplinario y atacar varias áreas, como lo son la “re-educación” en los hábitos alimenticios, control de peso, controles analíticos que ayuden a evitar la aparición de complicaciones orgánicas, así como la eliminación de cualquier tipo de ejercicio, además de terapia farmacológica y terapia psicológica.
Así mismo, para que un tratamiento para la anorexia tenga la mayor oportunidad posible de ser exitoso, es importante que:
– Exista colaboración del paciente. Si el enfermo no coopera, no habrá tratamiento que pueda ayudarlo.
– Se normalice la ingesta de alimentos y regularizar el peso. Consumir los alimentos adecuados en las porciones necesarias, es fundamental para curar la anorexia.
– Se cuente con una correcta auto percepción de la imagen corporal. Lograr que el paciente pueda verse en un espejo tal como es (como por ejemplo, no percibir grasa donde en realidad no la hay), será un gran paso hacia la recuperación.
– Se trabaje sobre las crisis y las fobias. Reducir al mínimo este tipo de episodios, hasta que desaparezcan por completo. Una crisis o una fobia, podría echar a perder meses de esfuerzo.
– Haya una buena interacción con la familia cercana. Una relación de confianza y ayuda con padres y hermanos, así como cualquier familiar que conviva de forma recurrente con el paciente, facilitará mucho las cosas.
– Se cuente con apoyo del equipo interdisciplinario. Rodearse de personas capacitadas en el tema, garantizará que el tratamiento que se está siguiendo es el adecuado para cada caso específico.
Es muy importante que el tratamiento se siga al pie de la letra y de principio a fin, siempre acompañado por especialistas y familiares de confianza del paciente, ya que en caso de suspenderlo porque se piensan cosas como “no veo que mejore” o “ya está bien, no es necesario continuar”, podrían estarse tirando a la basura meses de esfuerzo y dinero, y peor aún, la posibilidad real de regresar a una vida normal.